Camina por la ciudad como cuando se lava los dientes cada noche antes de acostarse. Rutinariamente. Cansada. Sola.
Duda si ir o no. Echa de menos las aceras con baches de esa otra ciudad. Echa de manos los tropezones al caminar charlando sobre las vidas apelotonadas dentro de los barrios de las periferias. Le echa de menos.
Llega al edificio. Un cartel. Asociación de vecinas.
Abre la puerta como al caminar por la ciudad. Como cuando se lava los dientes antes de acostarse. Rutinariamente. Cansada. Sola.
Veinte personas sentadas en círculo dejan de hablar. La miran. Una chica se levanta y añade una silla más al corro.
Comienza el otoño. Quizás llueva.
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