Salvando las distancias

150 150 Entrepatios

Metido en mi tienda de campaña escucho las voces de mis vecinos de al lado. Son amigos, son futuros vecinos del hogar que estamos construyendo juntas. Un lugar en el que también compartiremos nuestras voces en las noches de verano, no porque los muros de nuestras casas sean de tela, sino porque las vidas serán comunes.

Como no puedo dormir, y no me apetece sumarme a la conversación, me salgo y me tumbo mirando las estrellas, millones de estrellas. Eso no lo compartiremos en nuestro futuro hogar, porque apenas se ven estrellas en la ciudad en la que vivimos. Aún así, cuando estoy allí en verano y el calor me impide dormir, me entretengo tumbándome en un parque cercano desde el que se ve toda la ciudad y busco la luz de las estrellas.

Encuentro la luz de las ventanas que permanecen despiertas. Hay mucha gente, pero pocas estrellas.

Miro las estrellas y pienso que son reflejo del pasado, están a millones de años luz de distancia de mí y entre ellas.

La luz de las ventanas que se ven desde el parque están a solo unos centímetros de distancia, pero las vidas que iluminan están a años luz de mí y entre ellas.

Me entretengo pensando en la casa que estamos construyendo y en lo revolucionario que puede llegar a ser.

En el futuro podremos ir a pedir sal al vecino a la velocidad de la luz.

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