“Se busca compañero de piso para luchar contra la especulación inmobiliaria. Piso céntrico, muy bien situado (opinan lo mismo los fondos buitres que nos rescinden el contrato). Tiene tres dormitorios, salón, cocina, baño y asamblea de bloque para evitar que nos desahucien. No se requiere fianza, solo ilusión y ganas de resistir.”
Andrés y Antonio terminan de escribir su anuncio ahora que tienen una habitación vacía. Se miran en silencio. Las ventanas abiertas para que corra un aire que en realidad no entra, como sí lo hace el vibrar de su barrio, el de las tiendas abiertas aunque hace rato que es de noche, el de las voces que hablan en una sinfonía de idiomas diferentes, pero que combaten la asfixia de la misma manera, abriendo las ventanas, saliendo a la calle.
Se aferran a sus ideales y envían el anuncio. La lucha no especula.
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